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Artenara
El pueblo de las Casas Cueva
Artenara
El pueblo de las Casas Cueva
ARTENARA
Este mirador está situado en la cima de la montaña de La Cilla y al mismo se accede por un sendero escalinata que parte a la derecha de la puerta del mirador de La Cilla. El mirador está coronado por una escultura dedicada al Corazón de Jesús, colocada en el año 1996, obra del escultor José Luis Marrero. El monumento está realizado en polvo de mármol y piedra, y tiene una altura total de 8 metros y medio, incluyendo el pedestal de 1,5 m y la escultura de 7m.
Cuando hablamos de José Luis Marrero hablamos de mucho más que el artista más popular, de proyección y reconocimiento en nuestro municipio.
Hablamos de un auténtico luchador que ha convertido en realidad la poderosa ilusión de convertir su vida en auténtico arte, y a sabido dignificar la artesanía con la creación más pura.
Si hablamos de un artista que este enraizado a su ciudad natal hablamos inequívocamente de José Luis marrero y su siempre amada ciudad de labrantes, que embrujaron, sin querer, la sensibilidad de un joven artista que habría de madurar hasta convertirse en el escultor de estilo propio y bien definido que es hoy en día.
La "obra de exterior" de Marrero es esa obra que salpica nuestra ciudad y tantos puntos de nuestra geografía canaria, son sus "esculturas urbanas o callejeras", esas esculturas de figuras hechas a escala real, representando su escena, casi siempre de estilo costumbrista o de cualquier escena donde la figura humana se alza como principal protagonista, aunque a veces se acompaña de elementos que no son ajenos a los personajes representados, son figuras realistas, muy naturales y nunca idealizadas, de cuidado dibujo y serena composición, su modelado es suave, casi amable, respetusoso con su entorno, son esculturas correctas, de trabajo serio y profesional, en ellas se nos muestra el escultor en su faceta, por definido de laguna manera, más oficial y cercano.
La "obra de interior" de Marrero nos descubre otra faceta muy distinta del artista, son sus tallas y esculturas pequeñas, más íntimas, donde el artista despliega su libertad creadora, donde el lenguaje se vuelve más personal e individualista, donde el símbolo hace soberana presencia hasta convertirse en el hilo conductor de un solo argumento: el pensamiento hecho arte.
La obra de Marrero es pa mí su verdadero sello creativo, la menos conocida por el ciudadano acostumbrado a su otro hacer, obras que carecen de la monumentalidad de sus esculturas urbanas, pero que están llenas de la gracia y la sabiduría de quien tiene mucho que contar y trasmitir a través de sus manos y de su pensamiento, es quizás que por ello, la mano creadora sea el nexo de unión de mucha de sus obras de pequeño formato, esa mano que une el ser carnal con el mensaje más espiritual de todos: la vida misma.
Fuente: Antonio Cerpa.